De andar lento, corvado
y lánguidos estíos
llevando muletas de árbol caído
el mendigo arrastra aciago destino.
No tiene una cama, amigos, ni nido
donde reposar sus años curtidos,
los soles de frío, inviernos luctuosos
cegaron de vida, la fe en su rostro.
Por la plazoleta anda masticando
palabras de sepia y ecos vacíos,
que vagan sin rumbo en sordos oídos.
No es digno de pena, amor ni cariño
tampoco de pan, consuelo y abrigo.
...y pasa silente en negro sigilio,
Pregunto mis amigos
por qué somos mendigos?
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palabras de sepia y ecos vacíos,
que vagan sin rumbo en sordos oídos.
No es digno de pena, amor ni cariño
tampoco de pan, consuelo y abrigo.
...y pasa silente en negro sigilio,
Pregunto mis amigos
por qué somos mendigos?
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© 2012, Madrigal. Poema registrado
Todos los derechos reservados.
Se permite la reproducción citando al autor.
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