En una mañana entristecida
De un otoño gris, como cualquiera
Unas letras escrirtas sin prisa
Guardando llevan miles de heridas
Que dolor encierra y atormenta,
Cuantos amores su alma lamenta,
Cuantos sueños destrozados persiguen
A la muchacha de los versos tristes
Y desde la puerta entreabierta
Se divisa solitaria silueta
Que se aleja cual bruma eterea
Que con silencios envuelve la tierra
Que con silencios envuelve la tierra
Al horizonte fija su mirada
Lentamente de su ropa despoja
Y a la mar se entrega callada
Sin llanto, sin reproche, sin zozobras
Y su nota en los vientos se mece
En un vaivén de nuevas aventuras
Dejando atrás tristezas que hieren
Liberándola de sus ataduras
Y su nota en los vientos se mece
En un vaivén de nuevas aventuras
Dejando atrás tristezas que hieren
Liberándola de sus ataduras
Con el cielo y mar se mezcla
Cuerpo y alma en dulce compás
Unidos por siempre en tranquilidad
La joven de versos tristes sueña
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©2011 Madrigal
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