Blandiendo altivo luz del nuevo día,
el Hidalgo fino traje ataviaba
con gallardo garbo y altanería
a sus fieles súbditos ni miraba.
Abarcando regia y pausadamente
el contorno de su trágico imperio;
incitando con sonrisa indolente
los vivos muertos de atroz cementerio.
Sus lacayos urgidos le seguían,
con la cola metida en el trasero
adulando supuesta valentía
de tan ágil y viril caballero.
Los balcones exitados hervían
esperando sanguinolento evento
do la bestia derrotada sería
cumpliendo así, divino mandamiento.
Abrieronse las puertas del albero
liberando formidable figura,
¡bufaba azufre, insolente, altanero
Satanás incarnado en la criatura!
Juran los cobardes espectadores
Salivando lujurioso apetito
enardeciendo con feroz clamores
tanto a bestia como al hombre y su séquito.
Entrelazados en mortal contienda
la fuerza bruta y malicia encarando;
uno con la muerte como encomienda
el otro, su vida, fiel resguardando.
Con espada oculta y mano certera
traicionero, inpúdicamente asesta
mortal herida a tan odiada fiera,
dando por terminada infame fiesta.
Mas la bestia arremata enfurecida
con fuerza embrutecida por dolor
y de un tajo le arrebata la vida
al infame y presuntuoso traidor.
El gentío exaltado ruge y grita
su horror ante inesperado suceso
la inaudita bestia cruel y maldita
ha matado a gran lidiador excelso.
En la arena, solo queda olvidados
Dos funestos cuerpos ensangrentados
bajo una lápida de negras flores
como muestra de enaltecido honores.
Noble damas, caballeros, yo os juro
que todo lo que he dicho, aconteció
bajo el signo indoblegable de tauro
la auténtica valentía triunfó.
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© 30 June, 2012. Madrigal Poema registrado.
Todos los derechos reservados
*Juan Jose Espinoza, Bull fight
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