Aromas de Membrillo

Sin más compañía que el triste claustro

de viejos recuerdos, sola me encuentro

en el precipicio de mi descenso.

Llegó sin previo aviso,

memorias de un cariño

Era tarde, como esta con aromas

de membrillo, su cabello sedoso

y el negro brillo de sus ojos moros

me envolvieron con delírico antojos.

Respondió mi cuerpo yermo, al rubor

clandestino de ardiente invitación

y abandoné el pudor,

con holgada intención

De cubrir la inmensidad impaciente

de mi horizonte ignoto, con el sol

naciente de su mítico sonrojo

y detener así su tiempo, en mi

húmedecido enclave

de impúdico paisajes

Y fue mío, y fuí suya, dos amantes

que con miradas hicieron su lecho,

extraños que entregaron satisfechos

cuerpo y alma en abismo delirante




Hoy ya tarde, en mi ocaso

llega el dulzón aroma de membrillo.



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