En las noches de verano
de alegrías caribeñas
la reseda perfumando
va mi antigua Puntarenas.
Con sus pétalos dorados
y su aroma de sirena
tanto al negro como al blanco
un amor iba jurando.
Ay! coqueta tu inocencia
hasta el cielo a cautivado
y en alteres de mi barrio
haces niña tu presencia
Implorando a San antonio
y a la Virgen del Carmelo
que al humilde marinero
traiga siempre a puerto salvo.
Florecita de mi tierra
tantos años han pasado
que gallarda tu belleza
a mi pueblo perfumaras
en las negras cabelleras
de tus hijas bien amadas
hoy te llevo en el recuerdo
y en el alma muy guardada.
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© 2012 Madrigal
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