En el desierto del silencio herido
un pueblo llora, infortunio maldito
encadenado al árbol del olvido
ahogando en sus raíces el grito
de mil sueños en el tiempo perdidos
Sin justicia o libertad deambulan
por las calles de anónimas ciudades
mortales, que doblando la cabeza
esconden sus penas, su vergüenza
en obscuro velo de soledades.
Pobre hombre que encierras en negro luto;
agobios que devoran las cenizas
de tus horas amargas y plomizas,
despojando de tus manos su fruto
y a tus hijos de un futuro impoluto.
Sus tristezas por el páramo ruedan
cual árida y solitaria maleza,
testigos mudos de eterna pobreza;
sepulcro donde sus anhelos quedan,
condena que de nacimiento lleva
sin tener quien de su dolor le absuelva.
ni quien ame de su alma su pureza.
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© 27 July, 2012. Madrigal. Poema registrado
Todos los derechos reservados.
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