Súcubus eres del dolor ajeno;
coleccionista aferrima de miedos
con la soleda a cuestas
y con tu llanto acedo,
al hombre incauto, al santo, diablo y viejo
a todos desvistes de fe y de credo
cuando pasando lista tocas puertas
con el descarnado eco de tus dedos.
Eres sombra pantanosa, funesta
que deambula la tierra y los cielos;
cirio negro que va marcando el tempo
al compás mudo de tú obscuro velo.
Labradora inquebrantable y certera
de todo aquél que a tu llamar protesta
y de todo aquél que anhelante espera
el final de su tiempo.
Cumpliendo con la tarea otorgada
en andar solitario y sempiterno
siegas sin aversión y sin maldad
reflejos de historias ya caducadas
acoges en cadavérico seno
con fría e íntegra imparcialidad
tanto al hombre pérfido como al bueno
Eres en fin del mortal sueño eterno.
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© 20 July, 2012. Madrigal. Poema registrado
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