Thursday, December 11, 2014
III
Al partir otoño poco a poco se despierta,
la taciturna estatua de sal arena y piedra;
en su cabellera tiene, gris corona de hiedras
y en su lánguido cuerpo, al invierno por cubierta.
Sus manos llevan ramillete de blanca nieve
que al caminar libera en la tierra ensombrecida
Nadie sabe a quién busca, a quién espera afligida
solo sé que su andar hasta el silencio conmueve.
Dicen muchos por hablar que herida esta de muerte;
y que de pecho tiene helada paloma ausente
otros más, que pena un amor, un amor sin suerte.
Mas no creo sea verdad, ella simplemente
es la eterna compañera que en su cita inerte,
regresa a cobijar al olvido suavemente.
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© Madrigal. December 11, 2014.
Todos los derechos reservados.
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