Hermosa era la sombra de su pelo,
que dulce acunaba mi lacio pecho,
mas mi ángel con gran inquietud sospecho
soñaba siendo ser luz de otro cielo.
Sus diáfanas alas ¡oh beso en vuelo!
sedientas buscaban perdón y olvido
en la penumbra de mi aciago nido
que de amor sabía solo desvelo.
Y esa noche de extraviada locura
dos estrellas bajo una noche en celo
agotaron la soledad oscura
que el miedo agitaba en su andar en hielo.
Y al fin! al fin libres! dianas figuras
mi ángel y yo gustamos del consuelo.
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©Madrigal, 15 August 21014.
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