Silencio, silencio aciago y mezquino
que en tus pliegues ocultas el recuerdo
de una silueta amada reposando
en el lecho saciado de secretos
Porqué torturas con tu frío olvido
la hoguera del deseo?
Si ayer como hoy mi piel ávida encuentro
por la húmeda caricia y el ligero
aliento, de un amante que atrevido
recorra cumbres, abismos y llanos
y el angosto camino
de mis noches preñadas de motivos.
Oh silencio, lápida de marmol,
do yacen lentamente agonizando
fragmentos marchitos de otrora tiempos
cuando fresco era el sabor de los labios
y eterno el manatial de la pasión
de dos cuerpos dispuestos...
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© Madrigal. March 15, 2013
Todos los derechos reservados.
*Willem Haenraets
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